El gobierno de Donald Trump impuso un aumento del 50 % en los aranceles a las exportaciones de la India, una medida que amenaza con debilitar una de las alianzas más importantes de Estados Unidos para contrarrestar la influencia de China en el escenario mundial.
La decisión, interpretada como represalia por las compras de petróleo ruso de Nueva Delhi, ha generado tensiones en una relación que se presentaba como clave en la estrategia de “desvinculación” de Pekín. Ambos países habían acordado este mismo año, durante la visita del primer ministro Narendra Modi a Washington, duplicar el comercio bilateral hasta los 500.000 millones de dólares para 2030.
Expertos advierten que el golpe arancelario podría tener efectos duraderos. “El castigo de los aranceles no solo tendrá un enorme impacto en las relaciones construidas en el último cuarto de siglo, sino que además tardarán mucho en recuperarse”, señaló a EFE Salil Tripathi, asesor del Instituto de Derechos Humanos y Empresas (IHRB).
En respuesta, Modi ha reactivado sus contactos con Pekín y Moscú. Durante la 25ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái se mostró en sintonía con el presidente chino, Xi Jinping, y el ruso, Vladímir Putin. Las imágenes de unidad entre los tres líderes circularon ampliamente en redes sociales, lo que llevó a Trump a declarar que daba por “perdidos” a Nueva Delhi y Moscú.
El viraje se produce en un momento de complejidad regional, marcado además por el acercamiento de Washington a Pakistán, rival histórico de India, con quien firmó un acuerdo comercial a finales de julio. Analistas consideran que este movimiento refuerza la percepción de desconfianza hacia Estados Unidos y coloca a Nueva Delhi en una situación incómoda.
“La política exterior india está en un punto crítico. Sus relaciones con China son tibias, Rusia se acerca a Pakistán y la India se ve cada vez más comparada con su adversario histórico. Se avecinan tiempos difíciles”, advirtió Tripathi.